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lunes, 20 de mayo de 2013

Evaluación por resultados, evaluación del desempeño

La certificación de los maestros es un área donde la evidencia de las buenas prácticas es fundamental para garantizarles a los maestros que están listos para continuar con su desempeño como docentes. Lo cotidiano y lo que se demuestra en la investigación generalizada es que son siempre los primeros años de la enseñanza los que definen si se tiene éxito en el campo docente, el proceso de certificación de maestros sigue siendo predominantemente enfocado en una combinación de trabajo dentro del curso y la experiencia de campo.

Este proceso requiere que los profesores realmente guarden y presenten los artefactos (la evidencia) de su práctica docente, desde la planificación del curso, hasta el proceso de la instrucción y la propia evaluación del estudiante. Sin embargo trabajar con estos procesos no es fácil, sino les damos a los docentes las herramientas y habilidades para construir su propia evidencia; existen esfuerzos aislados de algunas organizaciones e instituciones de formación de docentes que están a la vanguardia en la fabricación de la evaluación del desempeño como una parte integral de su programa.


En la revisión de sistemas para apoyar el proceso de certificación de los docentes, lo que encontramos en algunos casos son pequeños repositorios de objetos llamados Portafolio de artefactos, (recipientes o bases de datos de objetos) que se centran en la presentación de los objetos aislados y no en la obtención de pruebas para medir a los candidatos a maestros. Muchos de estos sistemas proporcionan un modelo de puntuación, pero no permiten que los revisores identifiquen dentro de las pruebas y de los artefactos el nivel de aptitud del candidato en función de su desempeño y del impacto o beneficio que tendrá en los estudiantes.


Cuando se enfrenta el reto para la puntuación final del candidato a maestro o del maestro en funciones, las instituciones no tienen la evidencia para apoyar sus conclusiones y tienen que acudir a la revisión del trabajo físico (portafolio) del candidato, para justificar la puntuación de la evaluación, lo que la hace imprecisa porque involucra el criterio del evaluador y otros factores externos.


Existen esfuerzos de algunas organizaciones para co-desarrollar e integrar sistemas y hacer frente a este vacío en la evaluación, a través de la recolección de evidencia fundamental para el proceso de calificación de los candidatos a maestros. Las instituciones están en condiciones de desarrollar sus propias tareas en la evaluación del desempeño para apoyar la certificación de sus candidatos. Las tareas también se pueden crear para apoyar la evaluación del estudiante dentro del plan de estudios del programa de formación docente, incluidos los proyectos de culminación, trabajo de campo y así al final del curso contar con la evidencia completa. Una vez asignados a los estudiantes, los candidatos pueden presentar artefactos que creen cumplir con los requisitos de la tarea. Los revisores están entonces en condiciones de identificar áreas específicas dentro de los artefactos, que representen evidencia del desempeño de los estudiantes en contra de los criterios establecidos para evaluar al docente. Esta evidencia es, junto con las anotaciones y comentarios que se le da al docente, el resultado concreto de una evaluación continua, que en conjunto con los resultados finales puede ayudarle a entender cómo se estableció su puntuación final. El docente está entonces en condiciones de crear una cartera de forma automática que incluye no sólo los artefactos, sino también las pruebas y los resultados que se pueden compartir con otros resultados en la inteligencia de la información. Al hacer de la cartera el resultado más que el punto de partida, los estudiantes pueden concentrarse en su rendimiento y la evidencia de su competencia en lugar del artefacto.


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